sábado, 13 de septiembre de 2014

Las tres caras del perdón

El perdón en ocasiones es percibido como un beneficio que se le da a los demás, una especie de premio. Cuando en realidad es un acto de valentía que por amor a nosotros mismos debemos practicar. Con la única intención de despojarnos de todo lo que nos impida avanzar con mayor fluidez, y fe en nosotros mismos.

Para mi el perdón es un espejo de tres caras y cada cara es un perdón en el que debemos trabajar.


Las tres caras principales del perdón son:


1. El perdón a nosotros mismos. (Me perdono)

2. El perdón que le dispensamos a los demás. (Te perdono)

3. El perdón que le solicitamos a los demás. (Te pido perdón)

Al perdonarnos a nosotros mismos sanamos física y emocionalmente.
Al perdonar al otro recuperamos la confianza para volver creer y dejarnos amar.
Al pedir perdón aprendemos a reconocer con humildad que nos hemos equivocado.

El primer espejo del perdón nos muestra al niño, al joven, al adulto y nos invita a reconciliarnos con todos ellos, a valorar sus logros, a comprender sus debilidades y a considerar sus fortalezas.

El segundo espejo del perdón nos muestra que el poder es de uno. El otro es despojado de todo privilegio de habitar en nuestra mente, dejando libre al corazón para amar, confiar y distinguir a los próximos merecedores que nos acompañarán en nuestro nuevo destino.

El tercer espejo del perdón nos demanda coraje y completa lucidez. Le cedemos al otro todo el espacio para que nos muestre a través de nuestra memoria, qué dijimos o qué hicimos que le haya podido afectar negativamente.

Sin justificaciones ni excusas, lo miramos y lo sentimos. El resultado bastará para colocarnos en los zapatos del otro y comenzar a comprender mucho de lo sucedido y es justo en ese instante que nos rendimos con total humildad para reconocer nuestros errores.

Para sanar requerimos de valentía y determinación. Tú las tienes, yo las tengo y las seguiremos usando para VIVIR FELIZ.




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